16 de Diciembre….
Zaragoza, 16 de Diciembre de ……
“Y llegó el 16 de diciembre de 2004, fecha en la que se decidía la ciudad organizadora.
La candidatura zaragozana confiaba plenamente en sus posibilidades (…) La presentación fue una mezcla magistral de representaciones artísticas llenas de color y de plasticidad, con vídeos de promoción y declaraciones institucionales. Pero el plus de emotividad vino de la mano de Miguel Ángel Berna y de la jota que bailó en directo ante representantes de más de cien países (…)
Según avanzaba el momento de las votaciones, la tensión se incrementaba. La votación final entre las tres ciudades candidatas era a doble vuelta, por lo que se trataba de asegurar tanto el primer voto como el segundo, cuando una de las tres ciudades ya hubiese quedado descartada y sus partidarios tuvieran que elegir entre las dos restantes.
En la primera ganó Zaragoza con 47 votos, frente a los 35 de Trieste y los 12 de Tesalónica, que quedó fuera de la pugna. Los italianos entonces pensaron que los votos que habían ido a Grecia recalarían ahora en Trieste. Incluso se produjo un momento de confusión entre la delegación aragonesa al escuchar la algarabía que estaban montando los italianos. Durante unos segundos, algunos de los nuestros pensaron que habíamos perdido, pero eso no ocurrió porque en la segunda y definitiva votación, la candidata española obtuvo 57 votos, mientras que su rival tuvo que conformarse con 37.
Cuando Jianmin Wu dio el resultado (…) se materializó la magia del triunfo conseguido por una ciudad, por una comunidad autónoma y por un país entero. La imagen del abrazo entre Juan Alberto Belloch, Marcelino Iglesias y María Teresa Fernández de la Vega, habla por sí sola.
Uno de los momentos más bellos de la velada fue cuando el alcalde de Zaragoza invitó a su antecesor José Atarés a subir a la tribuna donde estaba la rueda de prensa para que el ex alcalde disfrutara del reconocimiento que merecía por haber impulsado la candidatura en su primera fase.
Un momento de generosidad similar al que se vivió en junio de 2003 cuando, siendo alcalde en funciones, Atarés quiso que Belloch –antes de ser investido como su sucesor– compartiera protagonismo con él durante la primera presentación del proyecto en París.
La emoción inundaba también la plaza del Pilar, donde miles de personas celebraban el triunfo al pie de una pantalla gigante. El Ayuntamiento abrió sus puertas para ofrecer una copa de cava a toda aquella persona que quisiera participar de la fiesta.Aquel fue un día memorable para la historia de Zaragoza.
La prueba es que años después, su recuerdo todavía consigue que la emoción aparezca en los ojos de algunas de las personas que lo hicieron posible.
Aquel día en París se recompensó la labor de un grupo de soñadores que un día imaginaron una Zaragoza mejor, al hilo de una Exposición Internacional. Quedaban tres años y medio para la inauguración de la Expo. Éramos 12 personas, nos abrazamos, lloramos de emoción y un escalofrío nos despertó del sueño: ahora toca hacerlo realidad.
Fuente: Francisco Pellicer y Javier Grimal, “Una pasión compartida” (2013), Ed. 3ooks.