Los edificios emblemáticos siguen atascados por la discusión del IBI
Zaragoza, 14 de Junio de 2017
Las visitas guiadas a la Torre del Agua de hace pocos días son solo un espejismo en una rutina de los edificios emblemáticos de la Expo del 2008 que siguen sumidos en el olvido y sin un proyecto claro a corto, medio o largo plazo. No lo tienen ni el pabellón de España, que gestiona el Gobierno central y que se barajó para uso del CSIC o de la universidad, pública y privada; ni el pabellón de Aragón, que lleva años sin una nueva idea a la que darle forma; ni el pabellón puente, que gestiona Ibercaja, o la propia Torre del Agua, de Expo Zaragoza Empresarial. Aunque en estos dos últimos casos el problema es otro, la imposibilidad de llegar a un acuerdo entre el Ayuntamiento de Zaragoza y el Gobierno de Aragón por el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI). El consistorio no renuncia al cobro y la DGA no da con una propuesta que haga viable su reapertura.
«Solo le pedimos al ayuntamiento que no vea estos edificios como un objeto recaudatorio por el que cobrarnos 280.000 euros cada año. Tienen que ser parte de la ciudad y que el Gobierno de Aragón aporte la mitad de lo necesario», explicó ayer Francisco de la Fuente, responsable de la sociedad pública, quien apostó por «darle una rentabilidad social y que Zaragoza cuide de sus símbolos».
Hace tiempo que las conversaciones se estancaron en el mismo callejón sin salida. Desde que se intentó crear una fundación en la que la DGA y el consistorio compartieran obligaciones y proyectos para darles vida. Pero se frustró porque «es inviable por estar sometidos, en el consistorio, al plan económico financiero». Pero era una solución óptima, a juicio de De la Fuente, en la que dar cabida también al Gobierno de España si se prestara.
Mientras, un edificio como la Torre del Agua «cuesta 80.000 euros» tenerlo cerrado. Solo en limpieza, seguridad, mantenimiento y un sinfín de cuidados mínimos que palien el deterioro del paso del tiempo. Algo que quizá se atajaría con algunas de las iniciativas privadas que han llegado, por ejemplo para usar el mirador de la planta más alta, inviable si hay que pagar el IBI municipal. Así que solo queda «esperar a un mejor momento o seguir a la expectativa», expuso De la Fuente.
Tampoco ha prosperado el espacio de restauración que se pretendía en el frente fluvial, bajo los edificios del parque empresarial, en los denominados coloquialmente como cacahuetes de la Expo, por las prescripciones que ponía Urbanismo a la propuesta presentada por la Expo.