Una empresa quiere gestionar la Torre del Agua y convertir su fachada en pantalla gigante
Zaragoza 18 de Febrero de 2019
Un grupo empresarial aragonés ultima las negociaciones con la sociedad pública Expo Zaragoza Empresarial para asumir la gestión de la Torre del Agua, cuya fachada pretende usar como pantalla gigante. Su propuesta pasa por convertir el edificio en un gran contenedor de ocio y negocios, cuya explotación se sostendría gracias a la organización de todo tipo de eventos y al restaurante que se pretende acondicionar en la última planta. Si se cumplen las previsiones, la reapertura será una realidad a partir de 2020 y cualquier ciudadano podrá volver a recorrer sus rampas porque permanecería abierto todo el año.
El principal escollo para que salga adelante el proyecto se salvó el pasado día 7, cuando la comisión provincial de Cultura le dio su visto bueno inicial, preceptivo al tratarse de un edificio que está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) y en cuya fachada se quiere intervenir. No obstante, la empresa deberá solicitar las preceptivas licencias de obras y de actividad en Urbanismo y presentar el proyecto definitivo en dicha comisión de Cultura para despejar definitivamente el futuro de uno de los iconos de la Expo 2008.
En la propuesta resulta clave el uso de la fachada como pantalla gigante, dado que será un reclamo para su arrendamiento de cara a la organización de eventos. De hecho, se pretende utilizar para promocionar los actos, en la línea de lo que ya se hizo en 2012 con la presentación europea de la entonces última evolución del Volkswagen Golf. En el exterior lucía por la noche un siete iluminado en la Torre del Agua, en referencia a la serie del vehículo que se lanzaba al mercado. Mientras, su interior se utilizaba por el día como centro de conferencias y por la noche se reconvertía en sala de fiestas improvisada para los invitados.
El potencial de la propuesta
Este evento, que atrajo durante 43 días a 16.000 personas de toda Europa y generó un impacto de 15 millones de euros en la ciudad, da una idea del potencial que tiene el proyecto para este emblema arquitectónico. También se ha utilizado para grandes congresos médicos nacionales y el rodaje de anuncios, aunque dicha explotación se acabó suspendiendo al reclamar el Ayuntamiento el cobro del IBI. La Expo no lo pagaba porque el edificio estaba protegido, pero el cobro por la organización de eventos implicó perder la exención y los esporádicos usos no cubrían el elevado importe del impuesto.
La principal inversión prevista en el edificio es precisamente el sistema de iluminación led para la fachada, en la que la empresa promotora tiene una amplia experiencia nacional e internacional. Su pretensión es instalar una malla de leds en buena parte del exterior del edificio, aprovechando las viseras existentes. La afección sería mínima, ya que no haría falta agujerear ningún elemento en el montaje. Y todo sería reversible.
Para ello, se recurriría a tensores sujetos por presillas a los elementos verticales y la trama creada sería suficientemente transparente como para apreciar sin ningún problema la fachada, por lo que no afectaría al conjunto. Este aspecto preocupaba a la comisión provincial de Cultura, al igual que el contenido que se podría visionar, dado que la normativa impide que en los edificios catalogados como BIC haya rótulos publicitarios.
Los promotores han dejado claro que no pretenden emitir anuncios, sino contenidos relacionados con las actividades que se vayan a organizar en su interior o en su entorno, como ya ocurre en la fachada de la cercana sede de Etopía. Igualmente, podría servir para la exhibición de grandes acontecimientos de la ciudad y sería un complemento perfecto para el gran proyecto del Mobility City, en el vecino Pabellón Puente, con el que se pretende convertir Zaragoza en la capital de la movilidad del futuro.
Coherencia con el edificio
Este uso va en la línea del propio diseño de la Torre del Agua ideado por su autor, Enrique de Teresa, que incluyó luminarias led más sencillas en todas las viseras de la fachada, que lucieron durante la Expo y, en ocasiones especiales, tras la clausura. Aunque no se emitían imágenes, sí permitía jugar con la tonalidad de la iluminación exterior.
Aunque se lleva más de un año negociando, la empresa aragonesa y los responsables de Expo Zaragoza Empresarial aún tienen que concretar las condiciones para su arrendamiento, a largo plazo, dada la inversión millonaria que requiere la propuesta. Y aún deberá pasar el visto bueno municipal y el definitivo de Cultura.
Fuente: Heraldo