El Ayuntamiento de Zaragoza busca recuperar el canal de aguas bravas del Parque del Agua y fuerza su reparación

Zaragoza 13 de Septiembre de 2024

El Gobierno de Chueca alcanza un acuerdo con las constructoras, que acometerán las obras e indemnizarán con 615.286 € al ayuntamiento por los perjuicios causados

Nuevo paso para rescatar del olvido una de las atracciones fallidas más costosas –6 millones– que se construyeron para la Expo del Agua 2008. El Ayuntamiento de Zaragoza ha alcanzado un acuerdo con las empresas que levantaron el canal de aguas bravas en el parque Luis Buñuel, que impermeabilizarán la instalación, con problemas de filtraciones en la balsa inferior, para poder darle un segundo uso, que todavía está por ver y que no necesariamente pasa por una actividad acuática. Además, aceptan indemnizar al consistorio con 615.286 euros por la responsabilidad civil derivada de los daños y perjuicios ocasionados desde su puesta en marcha. 

Este asunto viene de lejos y está judicializado, vía a la que, por cierto, se renuncia en el acuerdo alcanzado entre el Gobierno del PP y las empresa implicadas, Euroestudios (ahora, TPF Getinsa Euroestudios) –encargada de redactar el proyecto– y Tragsa –de ejecutarlo–. El problema del canal de aguas bravas deriva de las filtraciones que presenta su estructura, lo que provocaba la pérdida de litros y litros de agua de forma constante.

endo al origen del problema de una obra que se inauguró para la Expo, ya en 2014, el Gobierno de Zaragoza declaró como «ruina funcional» esta atracción, exigiendo a ambas empresas las actuaciones pertinentes para solventar los problemas de filtraciones. Un año después, en 2015, ejecutaron trabajos de impermeabilización entendiendo que era la forma «más eficaz» de resolver el problema, disminuyendo, en la medida de lo posible, las filtraciones, pero los trabajos no dieron el resultado esperado. Era la segunda vez que sellaban las grietas. Y aún habría una tercera. En 2017, un informe pericial externo cuantificaba en 624.678,71 los daños de la estructura. Un año más tarde, el consistorio volvió a exigir su reparación, declarando a las empresas responsable patrimoniales. Reclamaciones que acabaron recurridas en lo Contencioso-administrativo.

Entretanto, una auditoría técnica había concluido que el problema del canal era «estructural» y tenía su origen en el diseño y construcción de la obra.

Pues bien, años después y tras el largo proceso judicial sin resolver, el Gobierno de Natalia Chueca, en base a un informe de la asesoría jurídica municipal, ha alcanzado un acuerdo con las dos empresas que además de poner punto y final del periplo judicial le permitirá empezar a diseñar el futuro del canal de aguas bravas.

n el acuerdo, ambas empresas, que serán declaradas responsables solidarias, se comprometen a indemnizar al consistorio con 615.286,27 euros en un plazo de 30 días una vez que se firme el acuerdo, que tiene que aprobar el Gobierno de la ciudad. Tragsa aportará 307.643,13 y Euroestudios 291.643,13.

Además de desistir al recurso interpuesto, deberán asumir la reparación de los desperfectos –su coste ronda los 700.000 euros–, de manera que realizarán, de nuevo, la impermeabilización de la balsa. Unos trabajos que tendrán en iniciar en el plazo de tres meses tras la firma, y teniendo en cuenta que las obras deben realizarse en periodo de estiaje y, en todo caso, verificando que el nivel freático se encuentra por debajo de la cota del fondo de la balsa. En el caso de que la obra no se realice en el periodo estipulado, el consistorio la asumiría de forma subsidiaria.

Lo que pasará después con el canal de aguas bravas está por ver. El pasado mes de mayo, el Gobierno de Zaragoza dio luz verde al procedimiento para la resolución y extinción de la concesión, en manos de La Loteta Sport.

Natalia Chueca ya ha dicho en alguna ocasión que esta infraestructura, tal y como se planteó en su día, es inviable económicamente. Primero por su elevado coste de mantenimiento –solo la factura de la luz rondaría los mil euros diarios-, y segundo por su escasa demanda. Por ello, no se descarta que se destine a otros fines que nada tengan que ver con las actividades acuáticas.

Fuente: El Periodico de Aragón