El monorraíl de Sevilla está en Zaragoza
Zaragoza 2 de Agosto de 2017
Entre el 20 de abril y el 12 de octubre de 1992, se celebró en España un evento de una magnitud nunca vista hasta la fecha en el país. La Exposición Universal de Sevilla supuso un antes y un después en la mentalidad, no solo de los andaluces, sino de todos los españoles que la vivieron: fue la puesta en escena de una decidida apertura al mundo y a la modernidad.
Se erigió una ciudad de la nada en poco más de dos años. Un terreno baldío a orillas del Guadalquivir se transformó en un complejo de 650.000 metros cuadrados con un enorme lago artificial, tres puentes, pabellones de 112 países, un telecabina y una imagen icónica que quedó grabada en la retina de 18 millones de personas: la gran bola climática, símbolo de la Expo, circundada por las vías de un monorraíl que circulaba a siete metros de altura y que ofrecía una visión panorámica de todo aquello en un trayecto de tres kilómetros.
Ese fue el estreno del monorraíl en España. El proyecto, que tuvo un presupuesto de 2.700 millones de las antiguas pesetas, incluía seis trenes que hacían un recorrido de unos 15 minutos de duración a una velocidad de 20 kilómetros por hora y que ayudaban a afianzar el halo futurista del recinto. Entonces, nadie preveía que aquel artilugio acabaría vendido como chatarra pocos años después y muchos se sorprenderán hoy al saber que la mayoría de sus vagones nunca llegaron a destruirse y que permanecen en pie, aunque pintarrajeados y rodeados de matojos, en un desguace de la localidad zaragozana de Muel.
Un viaje al olvido
Tras el intento fallido de reconvertir el recinto de la Expo en un parque temático que no cuajó, el monorraíl acabó, como tantos otros iconos de aquella Exposición Universal del 92, abandonado a su suerte en una parcela propiedad del Ayuntamiento de Sevilla. Hasta que a finales de 2005 un incendio calcinó los vagones centrales de tres de los trenes y precipitó lo que parecía ser su final definitivo: en 2006 fueron vendidos como chatarra a una empresa zaragozana. Las fotografías tomadas hace apenas dos semanas y la vista aérea que ofrece Google Maps no dejan lugar a dudas: nunca se desmontaron.
Vista aérea del desguace donde yace el monorraíl de Sevilla
En junio de 2007, HERALDO DE ARAGÓN publicó que la empresa Ingeniería y Servicios de Montaña (ISM) había comprado todos los vagones utilizados en la Expo de Sevilla y que planeaba reconstruirlos. En septiembre de 2008, este mismo medio anunció que uno de aquellos monorraíles había sido restaurado por completo y que volvería a entrar en funcionamiento y serviría para unir las dos áreas del Centro Comercial Plaza Imperial. Proyecto que costó seis millones de euros y que llevó a cabo la empresa Sener. “Sobre la base de unos chasis existentes, se incorporaron los últimos avances en tecnología para desarrollar unos vehículos totalmente seguros, acordes con las exigencias de las normativas”, declaraba entonces el director de obra de la empresa de ingeniería.
Después, nada más se supo durante años del resto de los vagones. Hasta que la Asociación Legado Expo Zaragoza dio con ellos en un desguace de Muel e informó a su homóloga en Sevilla. Desde la Asociación Legado Expo Sevilla confirman el sentimiento de nostalgia que les invade al ver el estado en el que se encuentran los vagones: “Era uno de los elementos más señeros y que mejor mostraban ese futurismo propio de la Expo, junto al telecabina”.
De todas formas, saber que no llegaron a destruirse también les infunde algo de esperanza: “Recientemente hemos podido recuperar dos cabinas del telecabina que aparecieron en un desguace de Madrid y ahora forman parte de la exposición que hemos organizado, en colaboración con la Junta de Andalucía, para conmemorar el 25 aniversario de la Expo”, explica. De hecho, afirman haberse interesado por adquirir alguna de las cabezas de monorraíl que yacen en Muel, aunque por ahora los contactos no han resultado satisfactorios.
Aunque no ha sido desmantelado, a día de hoy tampoco está en funcionamiento el monorraíl de Plaza. El macro centro comercial perdió gran parte de su afluencia de público tras la apertura de Puerto Venecia pero afronta con optimismo su inminente reconversión en ‘The Street’, proyecto que fue anunciado como el primer outlet de Aragón.