El recinto de la Expo, el frente fluvial y sus obras de arte siguen esperando a un rescate: “Hay demasiado asfalto”

Zaragoza 1 de Abril de 2025

Legado Expo denuncia que hay piezas artísticas que, literalmente, se caen a pedazos

Pocos días antes de que las foodtrucks tomen el recinto Expo para celebrar una nueva edición del festival gastronómico The Champions Burguer -que se inaugurará este jueves-, el Ayuntamiento de Zaragoza ha informado de la renovación de una parte de los toldos que antaño, en aquel mágico verano de 2008, daban sobra a los viandantes. Se trata, no obstante, de una treintena de telas que no cubren toda la superficie pensada para evitar el sol, ya que gran parte de las pérgolas siguen sin textiles.

La parte de toldos que se ha renovado es la más cercana a la que ocuparán las furgonetas que venderán hamburguesas en la Expo durante las dos próximas semanas. Y aunque se trata de una iniciativa “acertada”, desde la asociación Legado Expo piden no quedarse ahí. “Harían falta 150 telas, aunque también se podría optar por plantas trepadoras para dar sombra”, opina el presidente de esta entidad, Francisco Pellicer.

Hace ahora un año, se avanzaba la intención del Gobierno de Aragón de llevar a cabo un plan de choque para mejorar el mantenimiento y la conservación del recinto de la Expo más allá del cuidado de los grandes edificios, que el Ejecutivo autonómico también quiere sacar del olvido y sobre los que también está interviniendo. Ese proyecto de renovación de las zonas exteriores se iba a llevar a cabo, explicaban entonces fuentes de la DGA, mediante la firma de un convenio entre el ayuntamiento, propietario del frente fluvial, y Zaragoza Expo Empresarial.

En este tiempo se ha restaurado la icónica escultura El Alma del Ebro, de Jaume Plensa, situada a las puertas del Palacio de Congresos. El pasado mes de noviembre, el ayuntamiento procedió a la limpieza de esta obra conformada por decenas de letras. Pero hay otras muchas piezas artísticas que siguen “abandonadas a su suerte”, como es el caso del mosaico de Eboy, una obra con más de 10 metros de altura y que, literalmente, se cae a pedazos.

“La obra ha sufrido el abandono y la desidia por parte de las administraciones desde el año 2015. Lo hemos dicho mil y una veces, pero no nos han escuchado”, explica Pellicer. Hoy, la escultura está vallada, amplificando así su aspecto degradado.

Un breve paseo por el frente fluvial da cuenta de la necesidad de intervención en esta zona. Las farolas están descascarilladas. El parque infantil situado al lado del quiosco-bar de la ribera del Ebro -un establecimiento que permanece cerrado- se desmontó hace unos meses. Y el banco de telas blancas que bordea el frente fluvial, y que costó más de un millón de euros, está impracticable. El óxido ha corroído la estructura y las pequeñas piezas que decoraban su superficie se han levantado. Las pintadas han hecho el resto. Las zonas verdes, eso sí, están bien cuidadas.

En opinión de Pellicer, “hay demasiado asfalto” en todo el frente fluvial. Por ello, toda intervención que se realice debe ir encaminada a que se convierta en una zona “más verde y humanizada”. “Estaría bien quitar cemento y plantar nuevas especies que den sombra a los paseantes”, pide el presidente de Legado Expo, la asociación que vela por la conservación de los iconos que se construyeron para la exposición internacional de 2008.

Los edificios icónicos

No obstante, no todo son críticas. Pellicer aplaude los planes del Gobierno de Aragón con la Torre del Agua, que pretende convertir este icónico edificio en un centro de convenciones y en el “faro de la logística”, un icono de la arquitectura con el que proyectar la imagen de Aragón hacia el exterior.

“Si a la vuelta a la vida de la Torre del Agua le sumamos el Pabellón Puente -sede del Mobility City- y el Acuario, tenemos tres elementos que pueden generar un atractivo suficiente como para impulsar la reapertura del Pabellón de España -propiedad del Gobierno central- y del Pabellón de Aragón, ahora que parece que el proyecto para instalar aquí la Agencia Estatal de Salud Pública se ha caído”, opina Pellicer.

Y es que el estado de estos edificios, a pesar de que el Gobierno de Aragón sí que está actuando en el Pabellón de Aragón para su puesta a punto, sigue siendo algo deficiente. Las pintadas han vuelto a sus fachadas y, en el caso del Pabellón de España, las columnas de teja cerámica siguen cayéndose mientras las vallas alertan de que todavía queda tiempo para volver a acceder al edificio.

Fuente: El Periódico de Aragón