La cara y la cruz del Parque del Agua de Zaragoza: un informe analiza su estado 16 años después de la inauguración
Zaragoza 24 de Marzo de 2025
El estudio urge una revisión del sistema hídrico para no “desencadenar graves consecuencias” y recomienda una “reforma integral” de la Noria Siria.
Aguas estancadas por un sistema hídrico que no funciona como debería. Caminos desdibujados, vegetación muerta, concesiones desordenadas y grandes infraestructuras que están dejando de funcionar. Estas son algunas de las fragilidades del Parque del Agua Luis Buñuel, la mayor zona verde de la Zaragoza (125 hectáreas), y que el Ayuntamiento se plantea ahora recuperar. El plan estratégico del parque, que está dotado con 3,2 millones de euros hasta 2028, debe afrontar la recuperación medioambiental y la puesta el valor de las concesiones fallidas, en las que se incluyen el spa de Ranillas, el Canal de Aguas Bravas y las Playas de la Expo, entre otras.
Pero lo prioritario debe ser actuar en el sistema hídrico, pues “el futuro del parque va a depender de ello”. Es lo que se determina en un informe sobre el estado del parque, donde se urge la puesta en marcha de un sistema de gestión sostenible que abarque la captación, el control y el equilibrio de las distintas fuentes y un sistema de fitodepuración. Si no se aborda de inmediato, “podría desencadenar graves consecuencias”.
Desde el área de Medio Ambiente se encargó un informe de análisis de la situación del parque a Iñaki Alday, el mismo que diseñó hace 16 años el Parque del Agua. En este tiempo se observan una serie de carencias que no han funcionado como se esperaba, y que hay que eliminar. Los técnicos municipales están analizando cómo aplicar las conclusiones.
Entre los beneficios del parque, en el informe se destaca su papel en la gestión de inundaciones, su capacidad de articular usos y de nutrirse de agua de distintas fuentes (el Ebro, la acequia y el nivel freático), el mantenimiento y el riego del parque, su disfrute como zona de recreo y, más aún de cara al futuro, su capacidad de reducir el efecto isla de calor.
Lo más delicado ahora es la colmatación de las balsas de fitodepuración, con una pérdida de su capacidad filtrante, y la acumulación de sedimentación. Hay, según el estudio, una deficiente gestión del caudal que genera “zonas muertas” con estanqueidad y eutrofización de aguas.
En la preservación de la biodiversidad, el parque tiene una ubicación estratégica en el corredor fluvial del Ebro, contribuye a una alta fertilidad de los suelos, a preservar especies y a crear zonas de sombra. Se observa en el estudio, a pesar de ello, que hay una pérdida de jardines, paisajes temáticos y arbolado, se interrumpe el bosque de ribera en la zona Expo, hay un desplazamiento de las especies autóctonas por otras invasivas y una proliferación descontrolada de vegetación macrófita en zonas húmedas.
El parque es activo, y su cercanía a las zonas urbanas incrementa su potencialidad. Es, dice el estudio, un “referente” de ocio relacionado con la naturaleza. La oferta de actividades recreativas y educativas es variada, se fomentan hábitos saludables tanto mental como físicamente y hay espacios flexibles para acoger diferentes usos a lo largo del año. En ellos sería posible ofrecer, incluso, nuevos tipos de concesión.
Las concesiones vencidas, por renuncia o por rescisión, quedan en un estado de abandono por falta de desmantelamiento y generan un impacto negativo sobre la percepción del parque. La expansión de esas concesiones de forma desordenada genera espacio de traseras y otros difícilmente accesibles e inseguros, e incluso un estado de mantenimiento deficiente de los edificios.
La red de caminos presenta deterioros puntuales, como la pérdida del pavimento original y un aumento de la perturbación de los hábitat naturales con la aparición de caminos informales en la zona del soto, y hay una carencia importante en cuanto a los usos dentro del parque: la falta de zonas de juegos infantiles.
El informe va repasando cada una de las zonas del parque y fija las líneas de actuación preferentes que debería llevar a cabo el Ayuntamiento. Plantea, a modo de conclusión, 26 proyectos de actuación que se engloban en siete líneas estratégicas distintas.
Las acciones medioambientales están orientadas a mejorar la sostenibilidad y biodiversidad, creando un espacio verde resiliente y de alto valor ecológico. Consideran que las prioritarias deben ser las que están relacionadas con el sistema hídrico, pues el futuro del parque va a depender de ellas. Incluye la puesta en marcha de un sistema de gestión sostenible que abarque la captación, el control y el equilibrio de las distintas fuentes y un sistema de fitodepuración. El bienestar ecológico del parque depende de que se consiga un flujo constante y equilibrado y el corrector funcionamiento del tratamiento de agua.
Si no se abordan inmediatamente estas medidas “podría desencadenar graves consecuencias”, como malos olores o la estanqueidad de aguas, un aumento de plagas y riesgos para la salud pública. Provocaría, además, un desequilibrio ecológico, afectando negativamente a la biodiversidad.
En estos momentos, el parque se abastece mayoritariamente del nivel freático y tiene un impacto medioambiental elevado. Instan a reparar las infraestructuras de captación y fijan, como elemento fundamental, una rehabilitación integral de la Noria Siria que abarque el mecanismo de extracción de agua y también los elementos estéticos para que cumpla su rol funcional y patrimonial.
La acequia sur, que abastece la balsa de baño, está seca y con agua estancada y mosquitos. Recomiendan limpiarla y establecer un flujo mínimo de agua. Se insta a monitorear la calidad del agua y el estado del sustrato, a sanear el sistema de fitodepuración y a una limpieza regular. “Con el tiempo, y debido a la falta de mantenimiento, las lagunas y canales han acumulado una gran cantidad de sedimentos, residuos y vegetación descontrolada, lo que ha generado un problema creciente”, dicen. Abogan por mejorar la poda y la limpieza periódica.
Tanto la restauración ambiental de los ecosistemas ribereños y la reposición de la vegetación pueden hacerse de forma más progresiva, o por fases o por zonas, según se estime conveniente. Este nuevo enfoque permitiría una gestión “más ordenada” y facilitaría los ajustes necesarios y el monitoreo de los recursos.
El objetivo debe ser buscar el equilibrio ecológico, fortalecer el corredor del Ebro y mitigar el efecto isla de calor para mejorar el confort climático de los usuarios, especialmente durante el verano. Sería necesario, para ello, aumentar la vegetación y las superficies permeables, creando así las condiciones para que se generen microclimas que rebajen la temperatura.
La introducción de árboles y arbustos en zonas estratégicas y la actuación en el suelo para favorecer la infiltración de agua contribuirán a reducir el calor y a hacer el parque más agradable para los usuarios. Instan, además, a fomentar la educación y sensibilización ambiental para que los visitantes se impliquen más.
Fuente: Heraldo