¿Quién ha hundido el spa de Ranillas?
Zaragoza 14 de Mayo de 2023
La concesionaria, en concurso voluntario, y 14 de sus acreedores piden la «culpabilidad» del Ayuntamiento de Zaragoza por la quiebra y exigen que asuma su deuda de más de 14,5 millones
El centro termal de Ranillas nació al calor de la Expo de 2008 como uno de los buques insignias del nuevo Parque del Agua de Zaragoza que estaba llamado a ser el Retiro zaragozano. Su realidad hoy es un cierre que ya dura más de un año, desde febrero de 2022, un deterioro evidente forjado con el abandono de la actividad y el vandalismo, y unas instalaciones a la deriva o, peor, completamente hundidas. Ahora, más que sacarlo a flote, el ayuntamiento de la capital aragonesa se enfrenta a otro desafío más complicado: librarse del pozo sin fondo que sería asumir una factura de más de 14,6 millones de euros. Es la que le reclama, en sede judicial, la concesionaria, ahora Cublan Inversiones, que entró el año pasado en concurso de acreedores voluntario y que ahora, junto a 14 empresas en su largo listado de acreedores, piden la culpabilidad del consistorio de su quiebra.
Todas ellas se lo han trasladado así a la autoridad judicial que está analizando en la vía mercantil este concurso de acreedores voluntario solicitado en julio del año pasado por la empresa. Un 2022 que comenzó con el cierre de las instalaciones, en febrero, después de acumular una deuda de 215.000 euros con el consistorio y de que, con la clausura del spa, dejara sus ingresos para este negocio a cero. El ayuntamiento, en su día, anunció la posibilidad de iniciar una rescisión de la concesión a Cublan que no se ha producido.
Ahora, 15 meses después, es la concesionaria la que le podría darle la vuelta a la tortilla si la Justicia le da la razón. Ya ha solicitado formalmente la «culpabilidad» del consistorio en la apertura de la pieza sexta de este proceso de liquidación de la empresa en el Juzgado número 2 de lo Mercantil. Esta es la que dirime la responsabilidad de la quiebra económica.
Personado en la causa
¿Es una pataleta o un intento a la desesperada de la concesionaria de librarse de su deuda con más de cien acreedores que asciende a 14.621.139,77 euros? ¿Tiene visos de prosperar y acabar el Ayuntamiento de Zaragoza teniendo que pagar esa factura? Eso es, fundamentalmente lo que debe dirimir ahora el juzgado. De momento, lo que ha conseguido es que, según ha podido saber EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, esta misma semana el consistorio de la capital aragonesa se ha personado en la causa y ha solicitado toda la documentación aportada para preparar su defensa. Esto es signo evidente de que va en serio el problema. No en vano, él también es uno más de los acreedores de Cublan.
Como en todos los litigios de este tipo, lo más relevante a la hora de valorar los hechos es la cronología y el orden de las decisiones que se han ido tomando en sede municipal y en la empresa privada. No hay que obviar que el ayuntamiento en este pulso se juega algo más que ser culpable o no de la quiebra de una concesionaria del Parque del Agua, ya que entre lo que pueden pedir las partes implicadas está también la posibilidad de reclamar la responsabilidad patrimonial del consistorio y de todos los actores que han participado o colaborado en las decisiones que hayan motivado esa quiebra, e incluso, según dice la Ley Concursal, la inhabilitación de un mínimo de 2 años en función de la gravedad que estime el juez. Pero por ahora solo está la incertidumbre, ninguna certeza.
Con toda la documentación que ya está en el juzgado y a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, quizá el inicio de esa cronología de los hechos que han derivado en esta quiebra habría que situarlo en octubre de 2021. La situación de la empresa ya era delicada, la deuda con el consistorio ya existía y el negocio en Ranillas no era boyante pero al menos funcionaba. Pues bien, el 20 de octubre la concesionaria firmó una operación de financiación de 3,5 millones de euros con la entidad Audentia Capital, un préstamo que, según ha explicado la empresa en el proceso judicial, iba dirigido, precisamente, a saldar esa deuda con el consistorio y a acometer inversiones en el spa para adaptarlo a las nuevas exigencias que introdujo la pandemia del coronavirus en instalaciones de estas características.
Al parecer, y siempre según la empresa, esta operación crediticia estaba acordada ya y solo faltaba aportar la garantía hipotecaria que se le exigía para la rúbrica. Esta era, precisamente, esta concesión del centro termal ubicado en el Parque del Agua. Un aval para el que, previamente, necesitaba el visto bueno del consistorio zaragozano. Y todo volvería a la normalidad. Un beneplácito que solicitó formalmente el 29 de octubre, solo nueve días después de cerrar el acuerdo con la entidad financiera.
90 días cruciales
Pues bien, solo diez días más tarde de esta petición, el 8 de noviembre de 2021 entra en el orden del día de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza un expediente que llevaba pendiente de resolver 10 años (se pidió en febrero de 2011, aunque se inauguró antes): la solicitud de licencia de funcionamiento del centro termal de Ranillas. Y, a pesar de que se le había permitido operar al spa durante años sin licencia concedida, resucita ese expediente para decidir denegársela. La explicación dada en su día, según explicó a este diario el propio consistorio, era que no cumplían con las condiciones de prevención que exige el servicio de Bomberos. Devolvía así el expediente a la casilla de salida en vía administrativa y ahora sí, complicaba a Cublan mantener el negocio abierto al público tras ese no rotundo de la autoridad competente que debe velar por el cumplimiento de la legalidad.
Duro revés para la concesionaria en ese momento, aunque aún mantenía la esperanza de solventar su situación financiera con el crédito de 3,5 millones. Apenas le duró 80 días. Su petición de autorizar esa garantía para firmarlo se deniega en la reunión del Gobierno de Zaragoza celebrada el 27 de enero de 2022. Y se argumenta que es un acto discrecional y que no se puede dar el visto bueno por dos motivos: la deuda de más de 200.000 euros que Cublan decía querer pagar con ese crédito y tener denegada la licencia de funcionamiento el 8 de noviembre de 2021. Motivos suficientes para explicar por qué iba contra el interés público dar ese beneplácito.
Acto seguido, en la primera quincena de febrero de 2022 se hacía oficial el cierre de las instalaciones. Aunque ya hacía sospechar que semanas antes se colocaran carteles indicando a los usuarios que desde el 7 de enero estarían cerradas por «labores de mantenimiento», no fue definitivo hasta un mes después. Y así sigue aún a día de hoy, 15 meses después, clausurado y, a la vista de lo que está ocurriendo con la empresa, sin visos de que se reabra en mucho tiempo.
Pero bueno, ambas son decisiones políticas que siempre están argumentadas técnica y jurídicamente por los servicios municipales y que, en el fondo, no justifican ese causa-efecto al que ahora se alude por parte de la empresa. Aunque el relato no termina ahí, falta un capítulo esencial en esta historia que es la que ahora puede preocupar más. Llegaba el 30 de noviembre de 2022, en el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 4 de Zaragoza con una sentencia que concluía que la denegación de la licencia fue «contraria a derecho», declaraba la «nulidad» del acto administrativo y llegaba a calificar la decisión de «ilegal». No obstante, este fallo no es firme, se encuentra recurrido por el ayuntamiento.
Pero ese duro revés para el consistorio es el que ha abierto la puerta a pedir ahora su posible culpabilidad en la quiebra de Cublan, para ella y para todos sus acreedores. Porque si la denegación de licencia no fue legal y la deuda se pensaba pagar con ese crédito de 3,5 millones, no había motivos para no permitir aportar esa garantía a la operación financiera que habría salvado a la concesionaria y también al centro termal de Ranillas. Y ya no se sabrá nunca si el spa habría seguido abierto o habría cerrado igualmente por los problemas económicos de la empresa. O esta habría caído igualmente en concurso de acreedores pese a aquel préstamo. Son suposiciones en el hundimiento final de aquel buque insignia del Retiro zaragozano.
Fuente: El Periódico de Aragón