Si no ganábamos la Expo, llegamos a pensar en exiliarnos””
Zaragoza, 29 de Enero de 2014
La Expo 2008 marcó un antes y un después en la historia de Zaragoza. El director del Centro Ambiental del Ebro y profesor de Geografía, Francisco Pellicer, y el director del diario digital Crónica de Aragón, Javier Grimal, así lo creen y quieren trasladar esa idea con su obra “Una pasión compartida. Zaragoza y su Exposición Internacional”.
Para ambos, el evento internacional supuso un avance que, cinco años después de la clausura de la muestra, trasciende el ámbito de lo urbanístico, lo artístico o lo puramente arquitectónico, para instalarse en el terreno de lo emocional.
El libro está estructurado en cuatro capítulos: Soñar lo imposible, Será Zaragoza, 93 días inolvidables y Mirando hacia el 2009. El lector encontrará una serie de citas de los trabajadores de Expoagua y de visitantes de la Expo, así como documentos y entrevistas. Una mirada enamorada hacia Zaragoza y su Exposición Internacional envuelta en los nombres de todas aquellas personas que hicieron posible una pasión compartida.
PREGUNTA.- ¿Qué aporta esta obra cinco años después?
FRANCISCO PELLICER.- Teníamos la necesidad de contar desde nuestro particular punto de vista lo que ocurrió. Yo como persona con responsabilidad dentro de la Expo y Javier Grimal como ciudadano y profesional del periodismo. Teníamos muchas cosas que decir y decidimos abrirnos a un público muy amplio.
P.- ¿Cómo se involucró en un proyecto así?
F.P.- Estaba en la Universidad de Zaragoza y trabajaba en el proyecto de recuperación de las riberas del Ebro. Necesitábamos un motor que actuara para atraer los recursos económicos suficientes que la ciudad no podía poner en marcha. La Expo era la locomotora y tuve la enorme suerte de que me conocieran y me eligieran para llevar la Dirección Técnica durante la candidatura, hasta que ganamos en París.
P.- ¿Cómo vivió el momento de la elección el 16 de diciembre de 2004?
F.P.- Con zozobra. Estábamos con buenas perspectivas, pero hasta que la votación no se cierra no hay nada seguro. Si no ganábamos, después de la expectación creada y la ilusión generada, no podíamos volver a Zaragoza. Llegamos a pensar en exiliarnos. Después de oír el nombre de Zaragoza, gritar y abrazarnos nos recorrió un escalofrío tremendo y pensamos que ahora tocaba llevarlo a cabo. Eso fue un desafío extraordinario.
P.- ¿Había un Plan B en caso de que Zaragoza no fuera elegida?
F.P.- El Plan B era una Exposición Internacional de Hortícultura en el meandro de Ranillas, y para esto tuve la suerte de viajar a Bonn y hablar con la Asociación Internacional de Horticultores y convencerles de que Zaragoza tenía muchas ganas de hacer una exposición que se hubiera llamado Paisajes del Agua.
“EXPO PAISAJES NO SE FUE A PIQUE SÓLO POR LA CRISIS”
P.- ¿Fue un varapalo que se truncara Expo Paisajes?
F.P.- Estaba todo listo y preparado. Tengo un magnífico proyecto en mi despacho durmiendo. No sé, seguramente no se hará nunca. Expo Paisajes no se fue a pique sólo por aspectos económicos, se fue porque, en el camino, la crisis no solamente ha dejado bolsillos vacíos sino que ha robado otros valores como la capacidad de acuerdo y de luchar por proyectos comunes.
P.- ¿Es una critica a los grupos municipales que se opusieron al proyecto?
F.P.- Fueron todos. PP, CHA e IU. Además, en el PSOE sólo apoyó una parte. Los proyectos son como las buenas semillas. Hace falta que haya buena tierra y se riegue bien, cómo ocurrió en 2008. Aquí cayó encima de pedregal seco y se comieron los pájaros la siembra.
P.- ¿La Expo cumplió con las expectativas que se habían creado?
F.P.-. El Plan de Acompañamiento fue mucho más grande que la Expo en sí. Un total de 22 puentes fuero construidos en tres años, que equivalen a los mismos que en 2.000 años de historia de la ciudad. También fue un acto de proyección cultural en el que participaron 105 países, comunidades autónomas, grandes empresas y Naciones Unidas.
P.- ¿Llevaron con mucha preocupación la crecida del Ebro durante la inauguración?
F.P.- Quedaban menos de dos semanas y nos dijeron que venía una crecida importante del Ebro y que algunas instalaciones como el Iceberg corrían serio peligro, ya que el agua podía causar graves daños. Había que tomar decisiones importantes y una de ellas era anular el proyecto presentado para la inauguración. Se optó por los fuegos artificiales en la Torre del Agua. Se hicieron todos los cambios en un plazo estrechísimo de tiempo.
P.- ¿Se ha gestionado bien la post-Expo?
F.P.- Pese a la crisis, Zaragoza y Aragón han tenido la voluntad de seguir adelante y han fructificado equipamientos como la Ciudad de la Justicia, Dinamiza y el Parque del Agua. Pensábamos llenar el meandro de empresas punteras y no sólo administrativas, pero no ha podido ser. Sin embargo, creo que en cinco años se ha hecho mucho. Ciudades de gran músculo económico como Montreal tardaron 17 años en recuperarse de un evento de similares características.
P.- ¿Qué prioridades hay ahora?
F.P.- Lo más inmediato es aprovechar el Pabellón Puente, la Torre del Agua, el pabellón de Aragón y el de España. La Torre del Agua ha sido devuelta al consorcio y el primer compromiso ha sido la de reinstalar el Splash, una gran escultura de 23 metros, que es el icono más intenso y espiritual de la Expo. En esta ciudad nos permitimos el lujo de tener la obra abandonada en una nave industrial.
UN PERIODISTA ENAMORADO DE LA EXPO
P.- ¿Cuál fue su aportación a esta pasión compartida?
JAVIER GRIMAL.- Nos reunimos semanalmente durante un año para compartir nuestras experiencias. Yo quería transmitir mi punto de vista como periodista y como ciudadano. Luego lo completamos con una veintena de entrevistas a diferentes personas que tuvieron un papel relevante en la Expo 2008 y posteriormente.
P.- ¿Cómo vivió el momento?
J.G.- Con mucha emoción e incertidumbre porque Zaragoza no es una ciudad acostumbrada a realizar eventos de esta magnitud. Tenía confianza de que se iba a realizar bien y así ha sido. La Expo no fueron sólo tres meses, sino un vehículo para aglutinar todas las energías presupuestarias e institucionales procedentes de muchos lugares diferentes para lograr que Zaragoza diese ese salto al futuro que hemos conseguido dar.
P.- ¿Qué recuerdos guarda de esos 93 días como periodista?
J.G.- Como periodista pocas porque el medio en el que colaboraba no tenía en su punto de mira la Expo. Mi experiencia fue como un ciudadano que es periodista y tiene esa visión a la hora de analizar lo que está viendo, sin la presión de tener que contarlo en tiempo récord. Un momento a destacar fue una noche debajo de la Torre del Agua, en un chiringuito con unos familiares. Contemplé la Torre del Agua con ese azul precioso que tiene y pensé esto está en mi ciudad y esto es lo que hemos conseguido.
P.- ¿Qué le diría a los escépticos que no creían en la Expo?
J.G.- El resultado ahí está. Zaragoza es innegable que ha mejorado. Que lleguen 2.200 millones de inversión es una lotería, porque el 85% llegan desde fuera de Zaragoza. Se ha aprovechado bien en cosas que podemos ver y disfrutar y se ha gestionado con una limpieza y transparencia absoluta.
Fuente: AragonPress